Los trastornos del espectro autista son un grupo de entidades de etiología no suficientemente aclarada que tienen en común en mayor o menor grado la presencia de una dificultad marcada en las habilidades de comunicación, relación social y la presencia de conductas, intereses y habilidades estereotipadas. El cuadro aparece en los primeros años de la vida y causa un efecto devastador respecto a las posibilidades de desarrollo, autonomía y competencia esperables en función de su capacidad intelectual. Hoy en día, el autismo no tiene tratamiento específico. La farmacología busca actuar sobre los síntomas, la comorbilidad y las complicaciones, y las investigaciones deben, por un lado, proporcionar ayuda a los clínicos y, por otro, establecer la veracidad de las informaciones que sin soporte científico promueven falsas expectativas a los padres y familiares.